Toscana IGT Lucente Frescobaldi

En el centro de la propiedad, hay un corazón que pule. Un corazón que latía después de latir marca los momentos que dan vida al vino. Es nuestra bodega, donde la materia evoluciona y se transforma, donde el tiempo es el momento del vino. Durante la cosecha, las frutas maduras llegan a la bodega desde cada paquete. Cada fase es respetuosa de la integridad de la fruta. Cuando se seleccionan los racimos, siguen la fermentación con levaduras indígenas y la presión suave. Después de la vinificación, llega la espera. Semanas, meses, años pasan lentes en Barricaia, dejando que el vino se restaure y evolucione en su temperamento. El hombre se vuelve intérprete respetuoso de la cantidad de naturaleza que le ha dado, en la búsqueda incesante del equilibrio que evoluciona en el sótano. Saber cómo esperar es un arte